Como consumidores, no pensamos en la definición legal de marca o diseño industrial de un producto para comprarlo, es un hecho que la apariencia estética resulta ser una de las razones fundamentales por las cuales adquirimos una gran variedad de bienes en el mercado.
Por ejemplo, una de las razones que influyen en la escogencia de un automóvil al momento de comprarlo es su apariencia exterior; evidentemente su funcionalidad será el aspecto más contundente, pero ¿si existen dos carros con características de funcionamiento idénticas, el factor determinante no lo dictarían la marca o su apariencia externa?
Precisamente, la relevancia que adquiere la apariencia de un objeto útil a la hora de la compra es de gran calado, es así también para todo tipo de productos, tales como lapiceros, lámparas, mesas, sillas, prendas de vestir, e incluso artesanías[1], entre otros. Al ir al lugar de compras el consumidor decide qué artículo llevar a casa, si el más atractivo y bien diseñado, o aquél que presenta menos trabajo en el diseño. Si los precios son similares, el producto que carece de apariencia es más proclive a ser descartado.
La revista digital Reason Why[2] explica en su artículo El packaging es el factor que más pesa en la toma de decisión del consumidor, cómo la imagen de los productos se encuentra en nuestra mente en cada instante del día: desde el momento en el cual despertamos (marcas de todo tipo de cosméticos, jabones y otros productos de uso personal), pasando por la hora de las comidas (envases de alimentos y bebidas) hasta que vamos de vuelta a nuestra cama (cremas desmaquilladoras, quitaesmaltes, etc.).
Tomar una decisión de compra en el supermercado lleva pocos segundos. A parte del precio y de nuestro conocimiento sobre el producto, la elección casi inmediata de entre los demás ofrecidos, se debe a su aspecto. El branding y packaging (la marca y el envase) son elementos que influencian las emociones del consumidor y es por esto que la Propiedad Industrial de los mismos es clave para que los empresarios tengan una ventaja diferenciadora sobre sus competidores.
Estos esfuerzos del empresario por ser identificado mediante nuevas o diferentes formas de presentación de los productos son recompensados por la normatividad colombiana en materia de Propiedad Industrial, la cual ofrece derechos exclusivos a los creadores con el fin de que sean quienes efectivamente vayan a explotar comercialmente ese signo diferenciador (marca) o esa apariencia externa del producto (diseño industrial) que les permite mantener grandes ventajas competitivas.
Por un lado, la marca es “cualquier signo que sea apto para distinguir productos o servicios en el mercado”[3] y si éste se trata de un cuerpo provisto de volumen, nos encontramos frente a la posibilidad de registrar una marca tridimensional, la cual incluye envases, envoltorios y relieves.[4]
El diseño industrial es “la apariencia particular de un producto que resulte de cualquier reunión de líneas o combinación de colores, o de cualquier forma externa bidimensional o tridimensional, línea, contorno, configuración, textura o material, sin que cambie la finalidad de dicho producto”[5].
Tanto las marcas como los diseños industriales dan la posibilidad de proteger contornos de productos y de formas tridimensionales, es por esto que existen registros en la Superintendencia de Industria y Comercio de un diseño industrial que a su vez también está protegido como una marca tridimensional, tal cual se puede ver en las figuras a continuación:
El objetivo de la protección de la marca tridimensional es lograr distinguir un producto o servicio de otro, mientras que el diseño industrial busca premiar una apariencia novedosa diseñada por el creador. Como el objetivo en esencia es distinto, los criterios para obtener una y otra protección son diferentes. En el caso de la marca tridimensional, la Superindustria revisa la aptitud de un signo para identificar un producto, mientras que en las solicitudes de diseño industrial, el factor determinante es la novedad[6]
Si el producto cumple con los requisitos exigidos tanto para el registro de marcas tridimensionales como para el de diseños industriales, podrá ser protegido por ambas vías. Habríamos entonces que llenar los requisitos de distintividad, representación gráfica y percepción a través de los sentidos[7]para las marcas tridimensionales, y de novedad, para el diseño industrial. Todo con el fin de lograr obtener los derechos exclusivos respectivos.
La importancia de solicitar el diseño industrial o la marca tridimensional radica en que los derechos de exclusividad se confieren únicamente[8] luego de que la Superintendencia de Industria y Comercio haya estudiado la solicitud correspondiente de acuerdo con los requisitos legales vigentes.
En entrevista con Fredy Saavedra, examinador de diseños industriales con amplia experiencia en la Superindustria, miramos que:
En entrevista con Matilda Vega, Coordinadora del grupo de trabajo de Fondo de la Dirección de Signos Distintivos de la Delegatura de Propiedad Industrial de la Superindustria, agrega que los beneficios de las marcas tridimensionales son los siguientes:
La protección de las formas tridimensionales a través de la Propiedad Industrial, es una manera eficiente de obtener una ventaja competitiva y la generación de utilidades para la empresa. Tanto el diseño industrial como la marca tridimensional son activos que día a día se tornan prioritarios para el éxito de la actividad comercial debido al enorme valor que pueden llegar a generar.
Celebrando aún el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, la Superindustria reitera la invitación para que solicitemos las marcas tridimensionales y los diseños industriales sobre la fuente de ingresos más valiosa, nuestros productos.
Los registros pueden solicitarse en las oficinas de la entidad a través del sitio Web: sipi.sic.gov.co